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Mikel Ayestaran
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PEDALEANDO POR CUBA
La carretera Central es la arteria que une la isla más grande del Caribe. Está decentemente asfaltada y atraviesa pueblos y ciudades desde Pinar del Río a Guantánamo. En tramos muy transitada y en otros abandonada por la competencia de una autopista, resulta un camino directo al corazón de Cuba. Entre carteles de propaganda socialista, sentencias de los mártires de la revolución, campos de azúcar, explotaciones ganaderas; al ritmo de los motores de viejos Moskvich soviéticos y con el pestazo del humo de los camiones Kama3, realizar la ruta de Santiago de Cuba a La Habana supone empaparse de cubanismo.
A partir de noviembre, y hasta abril, la meteorología cubana es favorable para la práctica del ciclismo, la temperatura es templada y las frecuentes lluvias ayudan a soportar el sol caribeño. De todas formas, en caso de fatiga, son muchos los camiones que circulan por la isla y en cualquier momento uno se puede subir para pasar la pájara. La guerra en Afganistán está en la mente de los habitantes de la isla y ha traído el fantasma de la crisis del turismo, la mayor fuente de ingresos. Por ello, el viajero que se aleja de los circuitos turísticos se va a encontrar con un pueblo más acogedor y abierto de lo que siempre ha sido. Santiago de Cuba es el punto de partida que yo elegi para sacar provecho de los vientos que soplan de este a oeste. Desde aquí hay 884 kilómetros hasta La Habana si se sigue la ruta más directa, pero siempre es mejor tomárselo con calma y en lugar de partir directamente hacia Bayamo, aprovechar para conocer el oriente de la isla y pasarse por Guantánamo y Baracoa. Con este desvío, quince días de bicicleta son suficientes para cubrir el recorrido. Las provincias de esta zona sorprenden por las continuas cuestas y por la belleza de sus carreteras secundarias, que durante muchos kilómetros discurren junto a la orilla del mar. El tramo más duro es el puerto de La Farola (en la foto de abajo). Esta carretera, abierta en 1960 a través de la sierra del Purial, es el mayor escollo montañoso de la isla junto a Topes de Collantes (en la provincia de Sancti Spíritus). Es un puerto de los de plato pequeño y el calor y la humedad del ambiente lo hacen aún más duro. El esfuerzo merece la pena porque sirve para llegar a la villa colonial de Baracoa, con dos bahías espectaculares y la primera que fundaron los españoles. |
Desde aquí hasta el límite de la provincia de Holguín la carretera se encuentra socavada por incontables baches. Pedaleando por la costa se llega a Moa, ciudad dedicada al níquel y en la que está prohibido tomar fotos debido a los continuos atentados ecológicos que allí se producen. Es el contrapunto a la cercana Guardalavaca, playa de tres kilómetros de arena blanca, el Varadero de Oriente. Ya en Holguín se engancha con la carretera Central y las medias kilométricas aumentan ya que no hay casi desnivel, tan sólo aislados toboganes, y se nota el empuje del viento. El paisaje está dominado por la caña de azúcar e importantes explotaciones ganaderas. Rectas interminables surcan el corazón de la isla y le acercan a uno a Las Tunas, Camagüey, Ciego de Ávila y Sancti Spíritus, urbe desde la que parte la carretera hacia el Valle de los Ingenios y la ciudad-museo de Trinidad, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998. Es esta una ruta muy agradable para pedalear y el paisaje donde estaban instalados los antiguos ingenios azucareros es de postal. De Trinidad parte una carretera que circula pegada al mar Caribe y que llega hasta Cienfuegos, antepenúltima parada del recorrido. La autopista Nacional en Cuba es conocida como Ocho Vías por la cantidad de carriles que tiene, pero el nulo tráfico no hace honor a ese apodo. Desde Santa Clara, lugar donde descansan los restos del Ché, se puede acceder a La Habana por la Ocho Vías o por la Central. Esta segunda es mejor para la bici porque al ir entre pueblos uno no se aburre, en caso de tener problemas siempre hay una ponchera a mano y se puede encontrar comida sin problemas. Conforme se acerca la capital los precios van subiendo y la presencia de turistas es más patente. Con una escala en Varadero para ver de cerca el Benidorm del Caribe, se llega a La Habana de una tirada, siempre por la Central, sin lanzarse por la lujosa Vía Blanca (único tramo con peaje de Cuba). La entrada por la Central le deja a uno en el mismísimo malecón. No hay cartel de bienvenida ni falta que hace, el malecón saluda al viajero. (En la foto, Mikelon, es decir, yo, que realicé el viaje en Octubre de 2001, a mi llegada al malecón). |
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